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Mostrando entradas de 2015

Y...treinta y uno de diciembre

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Otra vez es treinta y uno de diciembre. Otra vez las cenas, las uvas, el cava, los brindis, la gente con sus ilusiones y esperanzas a cuestas esperando que el año que está a punto de comenzar les regale un pedacito de esa felicidad que anhelan… Otra vez es treinta y uno de diciembre. Pero por primera vez va a ser distinto para mí: ausencias que duelen, cena diferente, tradiciones que cambian… Y aquí sigo, sentada frente a la pantalla intentando organizar propósitos, sueños y, como todos los demás, ilusiones y esperanzas de que este “volver a comenzar con un número nuevo” marque la diferencia por las razones acertadas. Otra vez es treinta y uno de diciembre. Miro atrás y doy gracias por lo bueno, evito pensar en lo malo y me doy cuenta de lo mucho que se evoluciona en trescientos sesenta y cinco días casi sin ser consciente de ello. No voy a empezar ahora con la retahíla de frases del tipo “este año va a ser…”, “al año nuevo le pido…”, “en el año que empieza seguro que

Luces descoloridas

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Otra vez aquí, rodeados de luces de colores, de abetos sobrecargados de adornos, de las ilusiones de los soñadores y del espíritu navideño en general. El tiempo pasa casi sin darnos cuenta y son estas fechas las que hacen que todavía lo notemos más. Pero por primera vez no tengo ganas de nada de esto, ni de ser consciente del tiempo ni de todo lo que hay a mi alrededor. A este año le falta magia y una parte de mí, le faltan las risas que son un eco del pasado, el calor de ese abrazo que ya no daré esta noche. Ahora comprendo aquello de “el fantasma de la navidad pasada”. Sólo puedo obligarme a mí misma a quedarme con lo positivo, aunque duela y no quiera sonreír. Porque a mi lado tengo razones que se merecen que haga el intento, razones que me recuerdan lo que es importante y me hacen sentir su amor y su cariño. Y a pesar de que todo parezca frío y descolorido esta noche, encontraré la manera de cambiar las cosas que quiero cambiar, de tener la fortaleza neces

Breve punto final

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[Y dijo ella: “Calla y escucha. Me he cansado de malgastar tiempo, energía y palabras. Sólo calla y escucha. ¿Por qué haces oídos sordos? ¿Por qué prefieres quedarte quieto ignorando lo que te rodea? No te voy a volver a repetir nada, ni a preocuparme por “si…”, “y si…” o cualquier otro. Perdiste el derecho a que lo hiciera hace tiempo. ¿Por qué? Porque la vida pasa muy deprisa y cuando te quieras dar cuenta, podrías haberte perdido muchísimo por la estúpida excusa que se enreda en el miedo y el conformismo. Te dejo esta reflexión como punto final, porque detesto dejar las cosas inacabadas. Y aunque no comprenda ese ridículo corte de palabras, dejaré de cuestionarme lo que tenga que ver contigo. Y es que si debo priorizar, hay mucho más por delante de ti en lo que fijar mi intención y mi atención. Porque lo verdaderamente importante permanece." ] Siempre, Dai* P.D: Dedicado a los que hicieron mucho ruido al llegar y enmudecieron al marcharse. 

Pensamientos contra tu pared

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Lo que pienso que piensas y que probablemente no tenga nada que ver con lo que realmente estés pensando… ¿Cuántas veces tenemos esta sensación? Podría decir que muchas, porque parece que tenemos una necesidad innata por querer saber las cosas al instante y mientras la información llega (o no llega nunca) hacemos mil y una conjeturas posibles (e imposibles). Nos culpamos a nosotros, a los otros y a los que ni si quieran pintan nada en nuestra ecuación particular. Todo por darle sentido a lo que no comprendemos, por pelear para que no se nos escape entre los dedos la magia que sin darnos cuenta hemos creado, por el egoísmo de querer sentirnos tan bien como en el primer “ a mí también ”. Después nos sentimos estúpidos por relajarnos, o por haber apagado la voz en off que normalmente tenemos bien amplificada para evitar precisamente estas situaciones ridículas, rallantes y, llegado cierto punto, diría que incómodas. Se ve que es difícil ser sinceros, decir lo que

Leyes Universales (II)

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Silencios que retumban en lo más profundo del pensamiento. Cuando se acaban las palabras, no se pronuncian o se retienen entre los dientes. Quise dejar escapar alguna, pero la contuve y las escribí todas juntas sin hacer ruido. Quise encontrarle sentido a lo que no lo tenía, dibujar un camino alternativo o inventar una justificación para lo que no comprendía. A pesar de ello, me seguía resultado complejo. Supongo que llega un punto en el que todo el mundo se cansa de confiar e intentar a partes iguales, de los golpes reiterados contra la misma pared. El fluir de las cosas se convirtió en un estornudo que precipitó un conjunto de acontecimientos. ¿Por qué? Porque no todo es siempre lo que parece y porque, además,  necesitamos estas sacudidas como un recordatorio que nos enseñe a estar alerta de vez en cuando y a que integremos lecciones que no hemos aprendido todavía. [ Decían que ella era una persona intensa. Y era precisamente la intensidad la que la llevaba una

Leyes universales (I)

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¿Qué pasaría si una mañana te despertaras y te dieras cuenta de que algo que no pensabas posible simplemente hubiera sucedido? En silencio, muy despacio, sin que apenas fueras consciente. ¿Tendrías el pensamiento inquisidor recurrente de “esto no puede ser”? Las sábanas me han atrapado un poco más hoy (debe ser este mood de otoño que ya ha llegado), y la almohada se ha quedado jugando con mis pensamientos al levantarme. Lo sorprendente es que no me ha costado nada espabilarme antes del café (y eso sí que es poco habitual). El universo conspira y a mí me encanta. Soy muy fan. Es como dejar de centrarse en el porqué de las cosas y simplemente verlas tal y como son, sin más cuestionamientos ni excusas que les quiera añadir. Podría decir que es dejar fluir los momentos sin pretender controlar ni cómo, ni porqué, ni hacia dónde. Todo parece tan nuevo que se siente como un regalo. Bienvenido lo bueno. Y bienvenido sea también este noviembre dulce. [ Perdió la noción d

Cuéntame un cuento [y no historias para no dormir]

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A la vida le encanta contarme cuentos antes de irme a dormir. Mis favoritos  son los que vienen acompañados de susurros y respiraciones o los que acaban con muchas risas. Pero como suele pasar hay cuentos para todos los gustos, que te gusten los cuentos y también personas que tienen mucho cuento. Aunque de estos temas ya hablaré en otra ocasión, porque hoy quiero centrarme en las “historias para no dormir” (debe ser el ambiente pre-halloween que me inspira y que tengo unas amigas muy locas). Habrá momentos en nuestras vidas en los que tengamos sobrecarga de historias para no dormir y que dichas historias nos lleguen desde cualquier frente. Diría que es el cosmos o que la gente se pone de acuerdo para repartir drama, comedia, ciencia ficción y un sinfín de géneros (algunos de categorización propia dignos de un buen hashtag ). Será entonces cuando nos demos cuenta de cómo reaccionan los demás, de cómo se caen las máscaras  y de cómo son verdaderamente las cosas.

Sutileza del copón

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Qué divertido es que te inspiren de buena mañana, incluso sin querer. Es como ese toque de color que le da vida a un cuadro soso, o como los cartelitos positivos y otros memes optimistas que no a todo el mundo les gustan. No es un secreto el hecho de que me fije en los detalles, que observe incluso sin querer los matices que no siempre son aparentes o que pasan desapercibidos para otros. Lo hago de forma instintiva, por mi manera de ser supongo, o porque soy una mente atormentada por la novela inglesa del siglo XIX. Hoy me han ilustrado, me han hecho caer en la cuenta de que quizá se trate de algo más simple: será que tengo una sensibilidad del copón. ¡Fíjate tú! Tantos años viviendo conmigo misma y pasar por alto esto. No tendrá que ver con el hecho de que sea una inconformista, alguien a quien le gusta quedarse con lo sutil, o que mira un poquito más allá de la superficie, ¿verdad?  [ Levantó la vista del papel y le dio un sorbo al café. Miró por la ventana

Mente cuadriculada

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Por fin una tarde de otoño. Fuera llueve y no puedo evitar que una sensación de ligera nostalgia me invada durante un instante. Los últimos días han sido tan intensos que las secuelas son visibles: sonrisa perpetua, alegría en la mirada y un optimismo que sale a raudales por los poros de mi piel (sí, todavía más de lo que es en mi estado normal). Cada vez estoy más convencida de dos cosas: por una parte, estoy segura de que la vida es el conjunto de pequeños momentos de felicidad diaria que compartimos con las personas que queremos (eso incluye a los que tenemos lejos) y, por otra parte, que los amigos de verdad son la familia que elegimos por voluntad propia para que sean lo especial de nuestro mundo. Somos afortunados y muchas veces no lo valoramos lo suficiente. Es entonces cuando el universo nos recuerda a su manera que lo importante es la esencia, el fondo y no la forma. Porque cuántas personas perdemos en nuestra vida por no ser conscientes de esto, por darle pr

Mi nuevo vicio

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[ Volvió a esconder la cara detrás del libro. Un poco más de invisibilidad no marcaría la diferencia, pero de alguna manera era la forma más rápida de volver a su zona de confort. ] Durante mi vida he leído miles historias, he sido testigo de otras tantas y he decidido ignorar y olvidar unas cuantas más. He observado desde la distancia, sin involucrarme, sabiendo que así es más sencillo vivir: de manera contemplativa. Pero señoras y señores, en esta vida incluso esta actitud tiene fecha de caducidad. Por mucho que nos empeñemos en querer simplificar, en quedarnos con lo básico, llega un momento en el que el universo te pega un buen tortazo en la cara para que reacciones y decidas tomar acción y dejar de ser un mero espectador de tu historia. El problema es que a veces esta “bofetada de realidad” viene cuando tenemos la guardia baja y no lo esperamos, o por el contrario, cuando somos demasiado conscientes de que el golpe es inminente y sabemos que está llegando. Este últim

Los lunes al café [y su beso apasionado]

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Dejadme que os diga que el lunes es un día incomprendido. Unos lo odian, a otros les gusta y a algunos simplemente les da lo mismo. Pero, ¿qué sería de nosotros sin los lunes? Es el día de inicio, de arranque y despegue.  Tiene sentido que exista para que valoremos más los días de descanso (en los que, seamos realistas, al final nadie descansa), para que la idea del fin de semana sea más emocionante e incluso para tener un día en el que quejarnos porque sí. Pobre lunes, siempre le toca a él, excepto cuando es festivo y entonces es el favorito hasta del apuntador y el mayor quejica. Todo necesita un momento de inicio, incluso la semana. Comenzar no sólo es un punto de partida. Significa que seguimos adelante, que volvemos a reformular, a considerar, a cuestionar y también a continuar con algo. La vida está llena de estos matices de los que únicamente disfrutaremos si somos capaces de apreciarlos. Así pues…que arranque la semana. [ Otra vez el caos desde bien temprano

Los rincones de mis ciudades

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Ciudades con encanto, de esas en las que te podrías perder una y otra vez sin importarte el día. Ciudades en las que te sientes libre, en las que hasta parece que todo es posible. Ciudades con calles atestadas de gente, con rincones que cuentan historias. Adoro la sensación de volver a las ciudades que me gustan y dejarme llevar. A veces sin dirección fija, otras a un sitio en concreto. El caso es llenarme de la energía que desprenden, de quedarme fascinada con los pequeños detalles, de escuchar el murmullo que circula en sus avenidas y de enterarme de los secretos que juegan al escondite en una plaza o en la entrada de cualquier bar. Pero, ¿sabéis qué es lo mejor? Sin duda, el tener esos instantes de soledad cuando paseas a tu aire porque te apetece que así sea y tener otros momentos compartidos con la gente que tú quieres y que deja una huella conjunta e imborrable en ese lugar. Con eso me quedo, con los latidos de mis ciudades, con todo lo que me hace senti

En mi cama [y vuelve a llover]

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Hace unos días despertaba con el ruido de la lluvia en otra ciudad, muy lejos de aquí. Hoy me vuelve a despertar su sonido, esta vez en mi cama. Cierro los ojos. ¡Qué atípico me sigue pareciendo este final de verano! [ Se gira para mirar por la ventana y disfruta de ese instante. Vuelve a entornar los ojos y viaja unos pensamientos más allá. Ella siente que un día así podría ser esa excusa perfecta para encerrarse con él en casa, para divertirse en la tranquilidad de esa burbuja un rato y perseguirse por todos los rincones hasta acabar exhaustos. Días grises, días de los que la gente se queja, excepto y…, quiero decir, ella y su forma diferente de ver el mundo y de vivir la vida a su manera. Días en los que la lluvia golpea el cristal, gotas que se deslizan siguiendo su camino, como las manos de él en la piel de ella, como si ese fuese su lugar natural en el mundo. ] Vuelvo a abrir los ojos. ¡Qué bien se estaba en la cama! Tardes de lunes, tardes de cualquier dí

¿A mí? En absoluto.

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[ “¿Pero qué dices? ¿A mí? En absoluto. Paso olímpicamente de todo lo que tenga que ver con ese tema y lo tengo totalmente con..tro…la-do…”. O al menos eso había hecho durante muchísimo tiempo. Ella era bastante obstinada y desde luego que, cuando algo se le metía en la cabeza, era difícil que cambiase de opinión. Sin embargo, sabía escuchar y quizá esa fuera su salvación. Y como en toda historia…algo viene a poner el universo del revés, haciendo una de sus contorsiones memorables. Un día cualquiera, allí estaba, en un sitio que no tenía nada que ver con ella. Entonces va el mundo y le dice “toma bonita, aquí te dejo lo que querías…PERO te pongo esta pega, esta pega y esta otra, porque sí. Venga, disfrútalo”. Y pensó: “Qué diferente se ve todo a través del objetivo”. Supo entonces que, o se cruzaría de brazos dejando en el aire otro ‘quizá’ más, o investigaría el asunto hasta sus últimas consecuencias.] Siempre, Day P.D: Dedicado a los que siguen siendo d

Zumbidos Nocturnos

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Esa batalla campal a chancletazo limpio a medianoche con ese mosquito acosador que te desea sin miramientos. Ese momento posterior en el que miras al techo por si acaso hay alguno más. El calor sigue pegado a ti como una lapa y del sueño ya ni hablamos. En estos casos lo máximo que puedes hacer es dejarte vencer por tu mente que sigue dando vueltas a los mismos temas de los que llevas escapando todo el día. Y es que es cierto que llegan épocas en la vida en las que tomar decisiones es el único camino viable para poder ser feliz bajo tus propios términos. Siento que estoy en una de esas cúspides, en uno de esos puntos clave en los que me toca mover ficha con todas sus consecuencias. Poco a poco parece que me estoy escapando de esa zona cómoda para empezar a vivir como nunca lo he hecho antes. Veremos cuántos mosquitos más caen antes de mi próximo instante de filosofía nocturna. [ Ella sabía que lo más sencillo era dejar que los días pasaran sin tomar acción. A f

A través de mis ojos [Miradas]

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Mirar el mundo a través de mis ojos, de mi objetivo personal, jugando con el zoom a mi antojo para observar más allá. Es increíble la percepción tan distinta que tenemos los seres humanos, cuando lo que para mí es de una forma y un color, para otra persona es totalmente diferente. Supongo que esa es la magia, la chispa que nos enciende, el polo que nos acerca o nos repele. Es la esencia más básica, nuestro primer filtro para tomar decisiones, aunque más de una vez nos toque volver a mirar. Así es como se va conformando el mundo, entre miradas que sintonizan, miradas que se esquivan, miradas que se atraen irrevocablemente, miradas que juegan, miradas que se ríen, miradas vacías y un sinfín de combinaciones. [ Entre tantas prisas hubo un momento de calma, una pausa inesperada. Un intercambio de miradas sin clasificación. Este tipo de cosas que ella consideraba “curiosas”, como regalos para el recuerdo. Y dijo ella: “Eso es bueno supongo”. ] Siempre, Da

Quién diría...

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Un día gris, lluvioso y nostálgico. Quién diría que estamos en junio…Parece que últimamente nada es lo que parece, ni los días, ni las personas, ni la vida en general. Te despiertas una mañana y sientes, como hoy, que algo ha cambiado. No brilla el sol, pero me regala las nubes. La vida es diferente, las cosas no son como solían ser y me lo recuerdan los vacíos. Menos mal que la música sigue latiendo a ritmo constante y sin sobresaltos. Un pensamiento aleatorio se cuela entre el café y ese cigarrillo que nunca me fumé. Porque nada es lo que parece y ya se encargará el camino de recordarte la lección para que la aprendas y te sorprendas. [ Allí estaban ella y sus malditas malas costumbres. ¿De qué sirve el pensamiento racional si después se acaba haciendo todo lo contrario? ] Siempre, Day P.D: Dedicado a los que aprenden lecciones por fuerza mayor. Hoy me toca a mí también, [Suena: Stereophonics - "Mr. Writer"]

El tiempo que nos queda [Siempre tú]

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La sensación de vacío que has dejado al marcharte es tan grande que podrían caber mil océanos. Todavía no me hago a la idea, no consigo entender. Cruzo la puerta y ya no estás tú, ni tu sonrisa, ni tus abrazos…Pasan las horas y todo parece una pesadilla de la que no me puedo despertar. Quién me iba a decir que a mi edad me iba a tocar volver a aprender a vivir, pero de esta manera que no me gusta. Sin ti el mundo ha cambiado tanto que ya no lo reconozco. Todo parece más gris, menos risueño, más inestable, triste y doloroso. Dicen que a partir de ahora voy a experimentar un proceso, que voy a pasar por fases distintas hasta que poco a poco todo se normalice. Están locos. ¿Cómo se va a “normalizar” todo si tú no estás? Mi pecho explota entre incomprensión, rabia, pena, angustia, negación y la sensación de no estar completa. En mis momentos de lucidez, cuando las lágrimas me dan tregua, pienso en lo que te hubiera gustado que hiciera, en tus pasiones, en que quer

Atrévete [a que me atreva]

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“Atrévete”. Ocho letras que retumban en lo más profundo de mi mente, que se hace presente en el eco de otros pensamientos. Mientras los días pasan saturados de ocupaciones que no se pueden descuidar, vuelvo a oír la misma palabra. Atrévete. Me veo reflejada entre las líneas que escribo, en el medio de lo que pienso y no acabo de decir. Entonces cojo impulso y me atrevo a seguir soñando, a seguir bailando, a seguir cantando. Me atrevo a escribir lo que no debo, a guiñar un ojo o a no decir nada. Y voy un paso más allá. Salto y me atrevo a seguir siendo yo misma, a no conformarme, a vivir como quiero. Me atrevo a dejarme llevar, a no cuestionar, a no juzgar. Incluso me atrevo con lo que no controlo, con lo que me da miedo, con el factor sorpresa. Me estiro un poco más y me atrevo a lo que no me atrevería, a dejarme llevar, a cerrar los ojos y confiar. Le pongo cremallera a la sensatez y le recuerdo que la llevaré un poco en cuenta, pero que voy a atreverme a

Desnudando Recuerdos

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El ser humano y su infinita capacidad de almacenar recuerdos. Algunos muy antiguos, pero tan intensos como si hubiesen sucedido ayer. Otros muy recientes, pero más difusos. Como suele ocurrir, todo depende de la importancia que cada persona les da. En mi caso, los recuerdos están gestionados de una manera tan poco convencional que siempre me acuerdo hasta de lo que no debería. Aunque debo admitir que también olvido, en la mayoría de las ocasiones por despiste ocasional. Hoy mis recuerdos me han hecho volar ocho años atrás en el tiempo, pero con la sensación de que hubiera pasado ayer. Me he dado cuenta de lo muchísimo que he crecido desde entonces, de todas las cosas que he logrado y de la importancia de tomar decisiones acertadas (a pesar de haber tardado en hacerlo). A veces se gana más perdiendo, aunque se pierda diciendo adiós a quien hoy ya no está aquí. Una vez más, me quedo con lo bueno y con todo lo mejor que ha venido después. [ Ella volvió a mi

No tienes ni idea

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No conoces mis rincones, ni mis secretos, ni esas pequeñas manías que tengo. No sabes cómo es mi piel, o cómo suena mi voz, ni cómo son mis ojos a una nariz de distancia. No imaginas el sonido de mi risa ante una frase célebre, un chiste malo o un silencio. Puede que sepas de qué color es mi pelo, cómo es la curva de mi sonrisa o las estrellas que tengo. Quizá intuyas mi optimismo en los pequeños gestos, la libertad que me acompaña o las ganas de volar y vivir. En el fondo puede que no tengas ni idea de todo lo anterior, o que seas tan listillo que lo hayas dado por sentado, o que directamente no quieras ni imaginártelo. Porque al saberlo podría ser todo demasiado bueno o podría ser demasiado malo.  Esa es la realidad de los “y sis”: nunca sabes la cantidad de líneas o pensamientos que se pueden amontonar hasta que decides dejar de acumularlos y caminar sin miedo a sus ecos. [ Incluso cuando podía descansar, ella continuaba aprovechando cada minuto. La vi

El lado bueno de las cosas [and shut up]

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¡Cállate! Estoy tan cansada de discutir… Aunque el intercambio de palabras sólo ocurre en mi cabeza. Porque, ¿para qué crear más conflicto de lo que ya es inevitable? La paciencia en ese vaso que rebosó hace tantísimo tiempo ha creado su propio océano. No sirve de nada cualquier excusa o justificación con la que quiera encontrarle sentido a esos actos y discursitos tan llenos de resentimiento. Y es que ha llegado un punto en el que todos estamos equivocados, somos unos farsantes y la única realidad es la de aquel que no ve más allá de sus narices. Harta. No por mí, sino por todo lo que hay alrededor sufriendo las consecuencias de un huracán descontrolado perpetuo. Porque dentro de todo mi optimismo, por una vez tengo la sensación de que esta ciclogénesis explosiva no va a remitir jamás. Qué pena ver cómo se deteriora lo que podía haber sido algo bueno. Muy bueno. Mientras tanto voy a apagar la mente por esta noche y mañana será otro día, otra nueva oportunidad

Limpiezas existenciales (y un estornudo de más)

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Me hace gracia comprobar como con el paso de los años nos hacemos menos idealistas y más prácticos. Aunque en mi caso esto es solamente aplicable a un diez o quince por ciento de mi persona, sí he notado que en el último año me cuesta menos decir las cosas que pienso en el momento que se deben decir, mandar más a paseo, eliminar lo que sobra y dejar espacio para lo que realmente merece la pena conservar. Mi disco duro vital me ha dado las gracias. Después de tanta sobrecarga, creo que ya era hora de darle un respiro. ¿Cuántas cosas conservamos que ya no necesitamos? Cosas que ya han cumplido su función, que ya no son de utilidad, que están oxidadas o cuya fecha de caducidad expiró hace ya demasiado. No somos conscientes de que a veces guardamos por guardar, por la nostalgia exagerada, la melancolía con copas de más, los “por si acaso” y muchos otros “que dirán”. Lo mismo pasa con las personas. ¿A quiénes queremos en nuestra vida? ¿Por qué? Quizá esta selección es más

Voluntad hibernante

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Cuando hemos pasado el ecuador de la semana, a mi mente le da por pensar de más (y eso ya es decir…). Puede que sea por la perspectiva del fin de semana cercano y de todas las posibilidades que implica. No me hacen falta planes concretos, sólo las ganas y ese punto de improvisación que tantas alegrías me ha regalado. El invierno continúa conmigo, pero los días parecer alargarse por ese sol caprichoso que quiere dar un poco más de luz. Espero que sea motivo más que suficiente para que mi voluntad se despierte de su hibernación y en consecuencia que mis madrugones sean lo suficientemente productivos con todo lo que se me viene encima los próximos meses. Voy a ver si me dejo de excusas, que ya va siendo hora de vivir menos dentro de mi cabeza y un poco más fuera de ella. Porque aunque puede dar miedo, es la única forma segura de vivir la vida plenamente. [ El reloj marcaba las ocho y trece minutos cuando cogió su taza de té. Se dejó caer en el sofá y abrió el libro

Junto al fuego y sus chispas

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Hay días en los que las historias que merecen ser contadas tienen otros protagonistas. Así que voy a ponerles letras, puntos, comas y algún suspiro (hasta donde puedo contar, por supuesto). Hoy va por ellos. [ Desde arriba, el sol les sonreía mientras paseaban cerca del mar. Durante el trayecto caminaron por calles donde nadie les conocía, mientras el eco de sus risas resonaba en los edificios y en los oídos de quienes pasaban por su lado. Fue entonces cuando se miraron y se contaron un secreto, sin necesidad de usar palabras. Acto seguido y sin saber cómo, estaban conduciendo lejos, muy lejos… Junto con el sentido común, habían perdido por completo la noción del tiempo. Pero no les importaba. En un lugar en la montaña, con aquellos árboles tan altos que parecían poder esconderles, árboles vestidos de nieve e ilusiones…allí estaban tan bien. La luna salió a saludarles y las estrellas, curiosas, no dejaban de mirarles y de hablar entre ellas. El universo fue cómplice y la