Leyes universales (I)
¿Qué pasaría si una mañana te
despertaras y te dieras cuenta de que algo que no pensabas posible simplemente
hubiera sucedido? En silencio, muy despacio, sin que apenas fueras consciente.
¿Tendrías el pensamiento inquisidor recurrente de “esto no puede ser”?
Las sábanas me han atrapado un
poco más hoy (debe ser este mood de
otoño que ya ha llegado), y la almohada se ha quedado jugando con mis
pensamientos al levantarme. Lo sorprendente es que no me ha costado nada
espabilarme antes del café (y eso sí que es poco habitual).
El universo conspira y a mí me
encanta. Soy muy fan. Es como dejar de centrarse en el porqué de las cosas y simplemente verlas tal y como son, sin más
cuestionamientos ni excusas que les quiera añadir. Podría decir que es dejar
fluir los momentos sin pretender controlar ni cómo, ni porqué, ni hacia dónde. Todo
parece tan nuevo que se siente como un regalo. Bienvenido lo bueno. Y
bienvenido sea también este noviembre dulce.
[Perdió la noción del tiempo. Y
la del espacio. Olvidó todo lo que sobraba, e incluso la parte innecesaria
donde habitaban los pensamientos cobardes se desintegró. Fue entonces cuando se
dio cuenta de que había vuelto a encontrarse a sí misma, sin forzarse a ello,
de la forma más natural posible. Como una serendipia,
cuando sin querer encuentras algo aún más valioso que lo que buscabas, y sin
pretender hacerlo.]
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