Junto al fuego y sus chispas
Hay días en los que las
historias que merecen ser contadas tienen otros protagonistas. Así que voy a ponerles
letras, puntos, comas y algún suspiro (hasta donde puedo contar, por supuesto). Hoy va por ellos.
[Desde arriba, el sol
les sonreía mientras paseaban cerca del mar. Durante el trayecto caminaron por
calles donde nadie les conocía, mientras el eco de sus risas resonaba en los
edificios y en los oídos de quienes pasaban por su lado. Fue entonces cuando se
miraron y se contaron un secreto, sin necesidad de usar palabras. Acto seguido
y sin saber cómo, estaban conduciendo lejos, muy lejos…
Junto con el sentido
común, habían perdido por completo la noción del tiempo. Pero no les importaba.
En un lugar en la montaña, con aquellos árboles tan altos que parecían poder
esconderles, árboles vestidos de nieve e ilusiones…allí estaban tan bien.
La luna salió a
saludarles y las estrellas, curiosas, no dejaban de mirarles y de hablar entre
ellas. El universo fue cómplice y la tranquilidad se impuso. Ella seguía
sentada al borde de la cama mientras observaba el fuego de la chimenea.
Fue
entonces cuando una voz desvió su atención. Y dijo él: “Pero…esto también es
real”. Ella le miró sin decir nada. Se fue acercando a tientas lentamente, como queriendo detener ese instante en movimiento, hasta
que estuvo lo suficientemente cerca como para ver sus propios ojos reflejados en los de
él.]
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