Mi nuevo vicio
[Volvió a esconder la cara
detrás del libro. Un poco más de invisibilidad no marcaría la diferencia, pero
de alguna manera era la forma más rápida de volver a su zona de confort.]
Durante mi vida he leído miles
historias, he sido testigo de otras tantas y he decidido ignorar y olvidar unas
cuantas más. He observado desde la distancia, sin involucrarme, sabiendo que
así es más sencillo vivir: de manera contemplativa.
Pero señoras y señores, en esta
vida incluso esta actitud tiene fecha de caducidad. Por mucho que nos empeñemos
en querer simplificar, en quedarnos con lo básico, llega un momento en el que
el universo te pega un buen tortazo en la cara para que reacciones y decidas
tomar acción y dejar de ser un mero espectador de tu historia. El problema es
que a veces esta “bofetada de realidad” viene cuando tenemos la guardia baja y
no lo esperamos, o por el contrario, cuando somos demasiado conscientes de que
el golpe es inminente y sabemos que está llegando. Este último, un proceso
agónico, vamos.
En ambos casos, ya conozco sus
efectos: van a temblar hasta los cimientos. Irremediablemente hay que empezar a
andar, acostumbrarse al movimiento y al vaivén de los acontecimientos. Pero
esto no es sinónimo de seguir la corriente, de ser una copia del resto de los
mortales. Se trata de ser capaces de aprovechar la inercia para caminar hacia
donde decidamos hacerlo, de manera consciente y queriendo dirigir nuestro rumbo
hacia algo que realmente queramos. Digamos que el “sopapo” es el punto de
inicio necesario, como si nuestra vida se hubiese cansado de esperar por
nosotros y nos dijera “¡hey, reacciona!”.
Tengo la impresión de que esta
vez, aun estando en movimiento, el universo me ha dado una colleja de las
buenas. Es como si le hubiese bajado el volumen a las expectativas, subido el
tono al aprecio personal, multiplicado el valor de los amigos de verdad,
dividido las horas del día para una “rutina” frenética y elevado a la enésima
potencia las ganas de avanzar.
Quién sabe a dónde conduce este
camino, esta nueva perspectiva, esta lista reseteada de pros y contras… ¿Y qué
más da? No voy a quitarle la gracia al descubrir lo que desconozco, porque para
bien o para mal, mi cara de pánfila ante las sorpresas va a ser curiosa. Eso
sí, le pese a quien le pese…sincera y auténtica hasta el final, porque de
mentirosos e hipócritas ya está bastante lleno el mundo. ¡Seamos originales!
¿Cómo? Ah, ¿mi nuevo vicio? En realidad no es nuevo, es el de siempre; ser feliz.
[El paisaje se convertía en una
imagen distorsionada, una mezcla de la velocidad del tren y de los pensamientos
de ella. Empezar desde cero se había convertido en su prioridad, en su aventura
y su máxima demostración personal de ser capaz de superarse a sí misma. Y ahí
comenzaba…]
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