[···...La Chica de Letras ...···]

Demasiados días sin escribir nada…sólo pensando, pensando, pensando…dándole vueltas a muchos asuntos, buscando soluciones, queriendo encontrar respuestas, intentando descifrar “¿qué?”, “¿cómo?”, “¿cuándo?”, “¿podré?”… Algunas personas me dicen que tengo la mala costumbre de pensar demasiado, de darle a todo demasiada importancia. A veces me gustaría ser capaz de desconectar, de poder darle a un interruptor en mi mente y que se apagara, que los pensamientos dejaran de correr por delante de mis ojos intentando llamar mi atención. Pero tal y como soy…me cuesta muchísimo.  Supongo que la cuestión no radica en sobrecalentar las neuronas, sino en ser capaz de levantarme y andar sin miedo, en tener fuerza de voluntad para cambiar las cosas que quiero cambiar y sobretodo…de tener un poco más de confianza en mí. Al fin y al cabo… ¿cómo voy a encontrar lo que busco o cómo van a encontrarme si me quedo escondida en esta habitación pensando en qué es lo que debo hacer? (ya sabéis, en

La vuelta a lo cotidiano siempre resulta un poco complicada. Nos acostumbramos a tener más tiempo para nosotros, para los demás, para dejar nuestra mente volar sin poner alarmas que le quiten minutos para sentirse libre… Y luego volvemos al día a día. Pero para variar, me gusta llevarle la contraria al mundo, por eso no me ha resultado difícil esa “vuelta a la rutina” (es más, he incrementado mis actividades para darle más intensidad a los días [como si no tuviera suficiente…]) y le he puesto buena cara, buena música y una gran sonrisa. Nunca hay dos días iguales, aunque tengamos unos horarios estipulados y unas funciones que cumplir. Siempre hay personas y sucesos que hacen de cada día un regalo único, nuevos recuerdos y sensaciones que nos llevamos con nosotros. Me encanta comprobar la manera en que la vida nos sorprende, nos conecta, nos hace protagonistas de nuestros capítulos y personajes principales, secundarios o enemigos en la vida de otros. El caso, al fin y al cabo, e