Entradas

Mostrando entradas de mayo, 2015

Atrévete [a que me atreva]

Imagen
“Atrévete”. Ocho letras que retumban en lo más profundo de mi mente, que se hace presente en el eco de otros pensamientos. Mientras los días pasan saturados de ocupaciones que no se pueden descuidar, vuelvo a oír la misma palabra. Atrévete. Me veo reflejada entre las líneas que escribo, en el medio de lo que pienso y no acabo de decir. Entonces cojo impulso y me atrevo a seguir soñando, a seguir bailando, a seguir cantando. Me atrevo a escribir lo que no debo, a guiñar un ojo o a no decir nada. Y voy un paso más allá. Salto y me atrevo a seguir siendo yo misma, a no conformarme, a vivir como quiero. Me atrevo a dejarme llevar, a no cuestionar, a no juzgar. Incluso me atrevo con lo que no controlo, con lo que me da miedo, con el factor sorpresa. Me estiro un poco más y me atrevo a lo que no me atrevería, a dejarme llevar, a cerrar los ojos y confiar. Le pongo cremallera a la sensatez y le recuerdo que la llevaré un poco en cuenta, pero que voy a atreverme a

Desnudando Recuerdos

Imagen
El ser humano y su infinita capacidad de almacenar recuerdos. Algunos muy antiguos, pero tan intensos como si hubiesen sucedido ayer. Otros muy recientes, pero más difusos. Como suele ocurrir, todo depende de la importancia que cada persona les da. En mi caso, los recuerdos están gestionados de una manera tan poco convencional que siempre me acuerdo hasta de lo que no debería. Aunque debo admitir que también olvido, en la mayoría de las ocasiones por despiste ocasional. Hoy mis recuerdos me han hecho volar ocho años atrás en el tiempo, pero con la sensación de que hubiera pasado ayer. Me he dado cuenta de lo muchísimo que he crecido desde entonces, de todas las cosas que he logrado y de la importancia de tomar decisiones acertadas (a pesar de haber tardado en hacerlo). A veces se gana más perdiendo, aunque se pierda diciendo adiós a quien hoy ya no está aquí. Una vez más, me quedo con lo bueno y con todo lo mejor que ha venido después. [ Ella volvió a mi

No tienes ni idea

Imagen
No conoces mis rincones, ni mis secretos, ni esas pequeñas manías que tengo. No sabes cómo es mi piel, o cómo suena mi voz, ni cómo son mis ojos a una nariz de distancia. No imaginas el sonido de mi risa ante una frase célebre, un chiste malo o un silencio. Puede que sepas de qué color es mi pelo, cómo es la curva de mi sonrisa o las estrellas que tengo. Quizá intuyas mi optimismo en los pequeños gestos, la libertad que me acompaña o las ganas de volar y vivir. En el fondo puede que no tengas ni idea de todo lo anterior, o que seas tan listillo que lo hayas dado por sentado, o que directamente no quieras ni imaginártelo. Porque al saberlo podría ser todo demasiado bueno o podría ser demasiado malo.  Esa es la realidad de los “y sis”: nunca sabes la cantidad de líneas o pensamientos que se pueden amontonar hasta que decides dejar de acumularlos y caminar sin miedo a sus ecos. [ Incluso cuando podía descansar, ella continuaba aprovechando cada minuto. La vi