[···...La Chica de Letras ...···]

Hoy me ha sorprendido la televisión. No la suelo ver nunca (excepto las series que me gustan), pero por una de esas "casualidades" he visto que estaban emitiendo una de mis películas favoritas: 10 razones para odiarte. De alguna manera, siempre me he sentido identificada con esa película (especialmente con el personaje de Kat), con la historia, la esencia de Shakespeare, el gran Heath Leadger (uno de mis actores favoritos), la banda sonora...En resumen, me encanta y quería compartirla con vosotros. Si algo me marcó es la importancia de ser uno mismo, de no permitir que la sociedad nos etiquete ni que los demás quieran imponernos las cosas o decirnos cómo debemos vivir nuestra vida. Una lección valiosa, sin duda. Os dejo las diez razones que la protagonista recita al final. ¡Disfrutad del sábado! "Odio como me hablas y también tu aspecto. No soporto que lleves mi coche ni que me mires así. Aborrezco esas botas que llevas y que leas mi pensamien

Cuando no puedes evitar canturrear en todas partes (aunque la gente te mire de manera extraña), tus pies cobran vida propia y deciden no hacerte caso mientras bailan en cualquier lugar, y se unen tus brazos, tu cadera, tu cabeza…al final todo tu cuerpo se rebela y baila, y sonríes…te sientes tan bien que crees que nada ni nadie puede pararte, porque tienes tanta energía dentro de ti que sólo puedes contagiar a los demás de esa alegría y de ese halo de magia que no puedes controlar. No puedo evitar cantar, bailar y sonreír, porque es parte de mí, de lo que soy. Después de tanto tiempo estando dormidas todas estas cosas, se han despertado para recordarme quien soy, porque lamentablemente lo había olvidado. Darme cuenta de todo esto y a la vez seguir aprendiendo todos los días me hacen disfrutar más y más de la vida, en especial de los pequeños momentos de felicidad. Esos instantes en los que sientes que te escapas del mundo, que eres capaz de hacer cualquier cosa, instantes que

En ocasiones está bien bajar la guardia y dejarte ver detrás de tu coraza. Cuesta, es difícil, lo reconozco. Esta vez lo he intentado…y creo que ha sido positivo. No podemos vivir eternamente a la defensiva del mundo, creando muros tan altos que no se pueden traspasar, fortalezas a nuestro alrededor que acaban convirtiéndose en una cárcel y haciéndonos prisioneros a nosotros mismos sin darnos cuenta. Debemos aceptar que en mayor o menor grado somos vulnerables, pero eso no implica que seamos débiles ni que estemos indefensos, sino que somos humanos y las cosas nos afectan para bien o para mal…entonces, ¿vamos a dejar de vivir? En mi opinión…un rotundo no.  No pienso perderme lo que la vida me ofrece. Adiós a las murallas infranqueables,  a los fantasmas de la tristeza, a los demonios del pasado que se esconden debajo de la cama. Hola a todo lo bueno que tiene que llegar, a las esperanzas renovadas, a los sueños que se cumplirán, a creer un poco más en nosotros mismos, a las