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Mostrando entradas de mayo, 2012

Antes de dormir

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Esta noche voy a ser breve porque no tengo mucho tiempo para escribir, pero no quería irme a dormir sin dejar por aquí unas líneas. Tengo un verdadero caos en la cabeza de ideas, de sensaciones, de inquiertudes, de decisiones que tomar...y como comentaba anoche, no me siento capaz de desenmarañar todo este lío y simplemente ir en una dirección. Hoy ha sido el día en el que he dormido ocho horas del tirón (para mí es un primer paso, sin duda) aunque anoche me costó conciliar el sueño. El balance de la jornada ha sido positivo al cien por cien, a pesar de no tener mucha motivación de sentarme a reformular y plantear mi nuevo trabajo de final de máster. Pero me han hecho sonreír. Y eso es lo que más me importa (así que al que no le guste...que no mire). Descansad y dejad a vuestras mentes volar hacia lo que hace que se sientan bien, en armonía y sobretodo...felices. Siempre, Day* [Suena: Skunk DF-En noches como esta ]

¿Ahora qué?

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En el medio del camino. Ahí es donde estoy yo. En el medio de todo, en el medio de nada. En una encrucijada. ¡Ah! Y una canción que he escuchado últimamente (no sé muy bien por qué, pero encendía la radio… y ahí estaba). Por mucho que esquives las cosas, que evites lo inevitable, que te escondas de los acontecimientos, o sencillamente por mucho que ni si quiera lo intentes…todo acaba en el mismo sitio, en el medio del camino. Así que en vista de lo evidente, he optado por sentarme justo ahí, sacando a relucir un poco mi lado hippy y dejando, simple y llanamente, permitir a mis pulmones que respiren la vida de esa manera: sentada, en la tranquilidad del medio del camino, rodeada de lo mejor (y de los mejores), con las ilusiones en las estrellas, las inquietudes colgando de las ramas de los árboles, la cabeza en las nubes, los pies en la tierra, con mi música y mis gafas de sol. Ya lo decía la frase “siempre hay prisa por llegar a ninguna parte”.

Y mañana...

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... Hoy no hay una palabra que comience la entrada, sino un montón de pensamientos que salen a empujones de mi cabeza, descontrolados, sin detenerse a saludar… y  también una sensación de calma después de la tormenta que me deja anestesiada. Noto en mis párpados el peso de las noches de dormir poco, muchas horas de dedicación a trabajos y prácticas interminables, ansiedad de no tener tiempo y de necesitarlo desesperadamente… En este instante no soy capaz de organizar nada, ni de crear un borrador de los días que vendrán, ni de confeccionar un esquema válido para esbozar mi tesina, ni tan solo de hacer un croquis para organizar mi agenda. Eso sí, soy capaz de procesar lo bien que ha acabado un día complicado como el de hoy, puedo pensar con total claridad en lo que voy a hacer mañana y en a quién tengo ganas de ver. No voy a extenderme más esta noche, porque os prometo que me cuesta mantener la vista fija en lo que escribo. Aún así, no quería dejar p

Insomnio

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Ansiedad. Básicamente todo se reduce a eso, a estar constantemente abrumada por esa sensación que no me deja descansar ni desconectar. Sin embargo, hoy he tomado la determinación de que tiene los días contados.  Sé que no soy la única, que hay muchísimas más personas en este momento que se sienten igual que yo, y que lo único que anhelan es que concluya este período que parece no tener final para poder retomar sus vidas siendo narradores en primera persona de lo que realmente les apetece, les inquieta y les llena de ganas de vivir. Un poco de tiempo para nosotros mismos alejados de todo el entorno del estudio y el arduo trabajo nos vendrá maravillosamente bien. Hacer cosas que realmente nos marcan, que se convertirán en recuerdos imborrables y que son las que nos apetece escribir en el diario de nuestras vidas. Toda esta vorágine de ansiedad, con todo lo que conlleva, tiene su final más cerca de lo que podáis imaginar. Ya puedo divisar el horizonte esperanzador, los

Días que van

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Caleidoscopio. Hoy ha sido un día muy extraño, de eso que sientes que has desaprovechado y que te dejan una latente sensación de vacío. Pero, a pesar de ello mi cabeza se ha fragmentado en las mil y una cosas que me rondan el pensamiento, que me preocupan, que me agobian, que me presionan, que me dan vueltas y vueltas sin llevar a ninguna resolución… ¡Y yo no quiero pensar!  Por eso hoy necesitaba una palabra para poder escribir, una palabra que estuviera alejada de todas mis enmarañadas formulaciones mentales…pero no era capaz de procesar nada… sólo he conseguido saturar más y más mi sistema y mi interminable lista de consideraciones y dudas existenciales. Hasta que una persona magnífica me ha regalado una palabra sobre la que escribir, y una inspiración sobre la que dejar dormir mis pensamientos y mi mente abrumada.  …Caleidoscopio… En este instante sólo me imagino formas y colores brillantes, danzando simétricamente en un espacio finito. Aprov

Secretos de madrugada

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Hiperactividad. Aceleración. Agotamiento. Es la forma más general de resumir en tres palabras todo lo que siento dentro ahora mismo. Últimamente no duermo, no descanso, no paro…solo estudio, trabajo, voy corriendo de un lado para otro, y claro…al final se me acaba yendo la cabeza y acabo viviendo la vida como mejor se vive: viviendo el momento. Optimismo. Alegría. Bienestar. Otras tres palabras que resumen las sensaciones que me sacuden hasta la espina dorsal. Porque a pesar de todo el estrés, el agotamiento, las noches sin dormir, no descansar y un largo etcétera, no puedo evitar que estas tres palabras tan inmensas en la profundidad de su significado me acaricien y consigan erizarme la piel. Es como el orden dentro del caos, o el equilibrio que camina por una cuerda floja con toda la seguridad del mundo. Me descubro a mí misma a las dos y siete minutos de la madrugada escribiendo estas líneas con una sonrisa dibujada en los labios, a pesar del cansancio y

Marcando la diferencia

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Sonreír. Que palabra tan bonita. Me encanta que la gente sonría y que sea feliz. Reírse es un ejercicio sano y saludable: además de ejercitar los músculos faciales, estimula la liberación de endorfinas (nos sentimos más felices), reduce el nivel de estrés, nos hace sentirnos vivos, nos ayuda a conectar con nosotros mismos…En definitiva, es positivo y beneficioso. Me encanta la gente que, además de sonreír, tiene la capacidad innata de hacerte reír y de hacer reír a los demás. Me parece mágica la atmósfera que se crea cuando la gente se ríe, ya sea cuando nos reímos con un grupo de amigos o cuando una persona especial nos saca una sonrisa. No dejéis nunca de pintar una sonrisa en vuestras caras, de hacer reír a alguien si tenéis la oportunidad, de demostrarle al mal humor que tiene la batalla perdida, de alegrar los oídos de la gente que os rodea con el sonido de vuestra risa, de contagiar, enamorar y entusiasmar a los demás, etcétera…etcétera…etcétera.

Inefable

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Palabras. Son necesarias prácticamente para todo, aunque no siempre (en ocasiones los silencios o cualquier otro acto de comunicación no verbal es altamente poderoso e igual de efectivo). Para mí las palabras tienen muchos significados y también valores muy diferentes. Me encanta tener la libertad de escribir todo lo que quiera en este espacio. Adoro pasarme el tiempo leyendo palabras de otras personas, esas palabras que solo comparten conmigo o esas otras palabras que comparten con todo el mundo pero que siguen siendo igual de especiales. Me gusta que la gente sea capaz de expresar las cosas con palabras porque realmente las siente, sin hipocresía y sin malas intenciones.  Eso sí, detesto cuando me prohíben que me exprese y que deje volar mis palabras (aunque sea una rebelde sin causa y grite en silencio todas las que pueda). También odio que me pongan un límite de palabras (sí, como en los trabajos o los resúmenes). ¿Por qué poner límites? Las palabras no

Teatralizando

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Desdramatizar. Una palabra que un buen amigo utilizó un día en una de nuestras conversaciones. Me gusta usarla, porque ello implica quitarle drama a las cosas en general, a los problemas, a las complicaciones… Sin embargo, la palabra dramatizar también me gusta si con ello hago referencia a lo que hacemos en la universidad una vez a la semana (que por cierto, me sigue sabiendo a poco) un grupo de gente estupenda con la que comparto risas, experiencias y sobretodo una amistad creciente. Me gustaría dedicar esta reflexión a todos y cada uno de ellos (y vosotros sabéis quienes sois), porque habéis conseguido que sea capaz de reír y llorar (siempre de forma positiva), de emocionarme con vuestras palabras, de no sentirme juzgada, de que me gusten más los lunes, de que tenga ganas de sacar lo mejor de mí… Os aseguro que la lista de cosas que me viene a la cabeza puede alargarse en párrafos y párrafos, pero la terminaré aquí con “y un largo etcétera”. Es f