Nuevos horizontes

He decidido empezar mis publicaciones de este año el dos de enero, así evito que se ponga celoso del tan popular “día uno”. El 2016 ha comenzado con las rarezas propias que me acompañan, como si las horas se fueran desperezando entre las sábanas y bostezando una a una intentando coger impulso y energía para enfrentar todo lo que viene por delante.

He traspasado la puerta del año con paso firme y a cambio he recibido una palmadita en la espalda a modo de “venga, que la vamos a liar”. Voy escuchando la música de fondo, mi banda sonora preferida, y respirando un extraño (pero esperanzador) aroma a cambios positivos. Casi diría que una media sonrisa me delata, porque tengo ganas de reír después de todo. Vuelve el brillo en la mirada, la fuerza innata y mi apetito voraz por el mundo.

Si tuviera que hacer una lista de “cosas que hacer en el dos mil dieciséis” creo  que me resultaría casi imposible teniendo en cuenta mi imaginación desbordante y esa inquieta mente mía que siempre está haciendo de las suyas. La improvisación y las locuras seguirán en su tónica habitual, de la mano de las “idas de pinza” y los buenos amigos. Cócteles explosivos. Probablemente debería escribir un capítulo entero sobre este tema, pero no será hoy (nota mental).

Señoras y señores, allá vamos…

[Ella se puso las gafas de sol y la cazadora a modo de “por si acaso”. Primer sábado, cosas diferentes, veinte grados de temperatura y ya volviendo locas a las notas del pentagrama. Una palabra cruzó fugazmente su mente y la anotó en sus recuerdos: “Prometedor”]
Siempre,

Dai*

P.D: Dedicado a mis incondicionales. Vosotros me dais alas para seguir soñando :)

[Suena: Dishwalla - "Counting Blue Cars"]

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