Recortando centímetros
“…y después de muchas calles andadas y de evitarte por todos los medios, abres la puerta de la cafetería donde creía estar tranquila tras las páginas de mi libro. No dices nada. Sólo te sientas y me miras fijamente, como si estuvieras delante de un jeroglífico que no sabes descifrar.
Coloco el marca páginas y dejo el libro a un lado. Tú sigues mirando sin desviar tu atención de mis ojos. Cojo mi taza de café y doy un sorbo. La dejo nuevamente sobre la mesa y en el instante en que vuelvo a mirar al frente me encuentro a un centímetro de tus ojos cerrados. Siento la electricidad subiendo por mi espalda sin detenerse. Sin saber cómo, las yemas de tus dedos ya están jugando con mi pelo y mi nuca. Y entonces…”
Continuará.
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