Bipolaridad Parcial Transitoria
Tengo la ligera
sospecha de que sufro de ‘bipolaridad parcial transitoria’ (no sé si existe en
realidad este término, pero siempre me gusta innovar mi diccionario de términos
graciosos para situaciones no muy convencionales).
Sin incidir en el hecho
de que soy una experta en darle vueltas a las cosas (mentalmente hablando, por
supuesto), parece que dependiendo del tema que me ronde la mente el número de
vueltas se multiplica por mil. Lo peor del caso es que por mucho que quiera controlarme,
por más esfuerzos que haga para no pensar, a veces simplemente no puedo callar
su mensaje que sigue girando de forma repetitiva.
Son muchas las cosas
que baremar, procesar y decidir. Otras tantas las que considerar y sopesar. Una
minoría las que me gritan “déjate llevar”.
Y es entonces cuando mi ‘bipolaridad parcial transitoria’ vuelve a hacer acto
de presencia, haciéndome querer esto y
después aquello, eligiendo eso y luego pensando que es mejor lo otro,
sugiriéndome que lo medite un poco más y de pronto que actúe…
¡Es tan irónico! Que el
tiempo se me esfume sin descanso en días en los que hay tantas cosas que hacer que
no me quedan segundos para nada más. El caso es que me siento en el punto
intermedio, sin saber muy bien dónde me llevarán mis pasos cuando decida volver
a andar.
[El invierno quería
volver. Las semanas volaban del calendario para darle paso a ese mes en el que
todo parece tener matices distintos, donde las luces nos recuerdan sombras del
pasado. Ese mes de balances, de desear cosas por ilusiones socialmente dictadas.
Ese mes…ese cuya inicial es la misma que la de mi nombre. Ya queda poco y soy
capaz de divisarlo…diciembre, ahí estás.]
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