Autonegar lo que se extraña
Algunas madrugadas traen consigo una brisa de
aire fresco y un poco de esperanza. Cuando pensabas que el día había llegado a
su fin, que nada podía sorprenderte antes de dormir, simplemente sucede… esa
brisa que te envuelve y dibuja una sonrisa en tus labios casi dormidos.
[Y dijo él: “Era una justificación de tu mente para no venir…”]
Es entonces cuando se reactivan los recuerdos
que intentabas que durmieran, y pasean pon tu mente con toda la fuerza del mundo, peleándose por volver a ser más
que recuerdos, por volver a ser una
vivencia real.
Cierras los ojos y lo revives todo, y sientes
las miradas intensas, la respiración en la nuca, los abrazos interminables, las
caricias en el pelo, las cosquillas en las manos, los besos que parecían no
acabarse nunca, el calor sacudiéndote el cuerpo… Una lista de sensaciones que
es larga y difícil de enumerar, sobretodo cuando hay cosas que no eres capaz de
explicar usando palabras. Simplemente…las sientes (incluso aunque pelees
contigo misma por no sentirlas).
[Y dijo ella: “…Cada loco con su tema”]
Mientras tanto, juego con el tiempo a
contarle mis secretos, porque aunque no pueda contestarme, pacientemente
escucha lo que le digo sin juzgarme por ello.
Siempre,
Day*
P.D: Algunas veces todo lo que puedes hacer es cerrar los ojos y esperar a sentir esa brisa en tu piel de nuevo, aún sabiendo que puede no llegar.
[Suena: Nickelback - Someday]
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