Palabras y miedos
Una de las cosas
más estimulantes de la vida son las buenas conversaciones, las de verdad, cara
a cara, leyendo entre líneas las arrugas y las comisuras de los labios.
Curiosamente, con el paso del tiempo parece que hemos descuidado las buenas
costumbres y acabamos muriendo frente a una pantalla, ya sea por la lejanía,
los horarios incompatibles, la rutina que quema, la falta de tiempo, de ganas o
simplemente el frío del desinterés.
["Con café todo sale mejor, sí..."]
Puede que sea ésta
la razón por la que valoro más esos instantes de distancias cortas, de palabras
cargadas de intenciones y de silencios que hablan en voz alta para que
prestemos atención. Os contaré algo llamativo de dos conversaciones que he
tenido recientemente y que me han llevado a sacar algunas conclusiones que
reafirman mi idea de que los seres humanos seguimos teniendo en común más de lo
que pensamos.
Lo resumiré
diciendo que perdemos gran parte de nuestro valioso tiempo bloqueados por
miedos que tenemos arraigados. La realidad es que todos estamos un poquito
rotos, rasgados o descosidos. El primer paso para desbloquear el miedo es precisamente
hacernos conscientes de ello y seguir adelante, atreviéndonos a ir más allá
aunque ello suponga acabar de descoser nuestras costuras o, por el contrario,
remendar hasta el último rincón de nosotros mismos.
Y llamadme loca,
pero quiero más charlas de las de verdad, de las que hacen pensar, de las que
te provocan agujetas en la sonrisa y te invitan a coger aguja e hilo para coser
allá donde termina la piel y empieza lo desconocido.
[Tantos años a sus
espaldas y es ahora cuando se entera de sus colores. Ella, con todos sus
matices, pero rodeada del azul y el negro. Como el cielo y el mar…como el
encaje y el terciopelo.]
Dai*
P.D: Dedicado a mis compañeros de charlas, a mis amigos y a los desconocidos que te regalan palabras que trascienden.
[Suena: Ed Sheeran - "Shape of you"]
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