De lo raro y nada convencional
Ese momento cuando
abres los ojos y ves el sol colándose por la ventana y empiezas a despertar.
Ese momento cuando de repente y tras el sueño, recuerdas algo y se dibuja una
sonrisa progresiva en tus labios, acompañada del estiramiento paulatino del
cuerpo en la cama y hundir la cara en la almohada como si quisieras esconder un
secreto.
Sí, ese momento en el
que a pesar del cansancio acumulado sientes que la energía comienza a llenarte
e irradias alegría por cada poro de tu piel. Ese momento en el que das gracias
a la vida un día más por la manera en la que te sientes y por lo bien que te
trata.
Echaba en falta estos
momentos de escritura, los que me ayudan a disfrutar de la reflexión y a seguir
sonriendo por todos y cada uno de esos pequeños instantes de felicidad que
tengo cada día y por los que me siento tan afortunada.
Hoy me quedo con esa
sensación tan agradable y con todas las que son raras y poco convencionales.
Porque así, la vida es más bonita.
[Ella echó una ojeada a
la pantalla y no pudo contener la risa ante el comentario que un buen amigo le
hacía al mundo. Así que leyó en voz alta: “ ¿Y mi beso de buenos días? ¿Dónde
está?” No podía ser una pregunta más acertada. ¿Dónde estaría el suyo? Volvió a
hundir la cabeza en la almohada mientras sonreía. El día sólo acababa de
comenzar.]
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