Euforia

No es un secreto: la música mueve mi mundo. Creo que os lo he comentado otras veces, que es la banda sonora de mi vida, el motor de impulso, mi refugio y mi forma de expresión. Es algo que llevo, literalmente, tatuado en la piel. A veces pienso que me faltan palabras para poder describir con precisión lo que me hace sentir y todo lo que significa para mí. La semana pasada volvió a tener el papel protagonista, pero podría deciros que con un brillo especial. Debe haber sido el escenario, los conciertos, las partituras…el sabor y el sonido de la música en estado puro y directo. ¡Una pasada! Y lo mejor de todo es que no tiene fecha de caducidad, que sigue evolucionando y reinventándose, aquí y ahora o en cualquier otro momento y lugar. Es mi compañera siempre fiel, lenguaje universal y testigo de todo lo que acontece en mi mundo. [Cada centímetro de su cuerpo vibraba al compás de aquellos acordes tan conocidos. Allí volvía a estar de nuevo, aquella sensación que tan b...