De lo imprevisible y lo sorprendente

Nuestras reacciones a veces son como el tiempo: imprevisibles y sorprendentes. Hoy he tenido la sensación de estar atrapada y sin salida, más concretamente dentro de un coche, el día que parecía haberse hecho noche de repente, niebla, lluvia incontrolada y granizo del tamaño de pelotas de golf. Afortunadamente todo se ha quedado en un gran susto, y aunque anecdótico, no me lo esperaba en absoluto. Del mismo modo que la meteorología nos regala estos sobresaltos gratuitos, los seres humanos nos regalamos momentos igualmente asombrosos y espontáneos a partes iguales. A veces sólo hace falta una mirada infinita abrazada por un cálido silencio. Otras una caricia en el hombro lenta y prolongada. Incluso un susurro casi imperceptible que nos recuerde lo afortunados que somos. Como os he dicho en otras ocasiones, sigo pensando que en la vida debemos prestar atención a los detalles, a todos y cada uno de esos sucesos que llenan los segundos de nuestros días, que son irrepetibles y únic...