Penúltimo párrafo


Tengo la mente inquieta esta noche. Supongo que es la sensación previa a terminar un capítulo, especialmente cuando intuyes qué dirán las últimas líneas. Pero de todos modos, no voy a anticiparme al final, porque mientras siga en el penúltimo párrafo, aún queda un poco de fe para que el último le dé un giro a la historia antes de concluir.

Debe ser la parte estúpida de mi persona, o quizá la parte más lógica. En el fondo siempre intento pelear hasta el final y es precisamente por ello que puedo escribir que hice todo lo que estuvo en mis manos cuando todo parecía imposible, que fui feliz cuando la vida me hizo tragarme mis palabras de “eso no puede ser” con un beso, y que mi paciencia y confianza siguen intactas.

Incluso cuando las preguntas más complicadas cruzan el pensamiento…¿cómo saber si merece la pena? O, ¿cómo saber que no me equivoco? Es entonces cuando una voz en el interior te recuerda que eres humana, que es normal que te equivoques y que no lo sabrás si no lo intentas (peor es el “y si”)…y que si has perseverado tanto, seguro que merece la pena.

Ahora, como siempre, todo depende de las manecillas del reloj, de otra cabeza, de otro corazón, de los caprichos del destino y la dulce ironía de la vida.

[Ella dudó por quincuagésima vez. Respiró profundamente y se sacudió los nervios del cuerpo. Miró por la puerta de cristal antes de empujarla. Ya la había cruzado otras veces, pero esta vez era diferente. Sabía que en esta ocasión habría un antes y un después que cambiaría el rumbo de sus pasos y concluiría, por fin, el capítulo que estaba escribiendo.]

Siempre,

Day*

P.D: No importan los obstáculos que nos encontremos en el camino, sino la fortaleza que ganamos cada vez que los superamos.

[Suena: Forty Foot Echo - Brand New Day]

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