Las buenas conversaciones [y serendipias]

Uno de los mayores placeres de la vida, en mi opinión, es disfrutar de una buena conversación (entre otros, claro está). No todo el mundo tiene la capacidad de escuchar y al mismo tiempo regalar un diálogo grato sin caer en silencios incómodos o volverse repetitivo. Afortunada de mí, tengo la suerte de estar rodeada de buenos conversadores, aunque debo reconocer que hay alguien que destaca de forma más que notable últimamente.

Le voy quitando horas al sueño para dedicárselas a conversaciones que se extienden más allá de la media noche, que llenan los espacios de los segundos y el tiempo, propiamente, pasa volando. Es enriquecedor y positivo (pero tranquilos, sé que tengo que dormir si quiero sobrellevar los días sin ser una señorita zombie). Todo requiere la organización de lo desorganizado, la improvisación que nos otorga pequeños grandes momentos.

Cada vez que lo pienso, las palabras me siguen regalando instantes felices sin cesar, como si fueran una constante en todo lo que hago (en mi profesión, en mis aficiones, en las señales del camino…). Deseo que esto no cambie nunca, para que pueda seguir sorprendiéndome y a la vez ser capaz de regalarlas yo a los demás con los mismos efectos que tienen en mi persona.

[Una sola palabra resonaba una y otra vez en su cabeza: serendipity. Habían pasado más de seis años, pero era imposible no reconocerle. Cómo iba ella a imaginarse las vueltas que daría el mundo antes de colocarlos en el mismo camino de nuevo.]

Siempre,

Day*

P.D: Dedicado a los que se dejan abrazar por las palabras, a los afortunados que conversan marcando la diferencia (sí, me encanta eso de marcar la diferencia).

[Suena: Eagle Eye Cherry - Save tonight]

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