Por la Pequeña Felicidad
Campanas, árboles de
navidad, luces y más luces…estrellas, muchas estrellas. Familia, amigos y
compañeros. Oficialmente, la navidad ha llegado. La de verdad, la navidad que a
mí me gusta en la que prevalecen las personas y los momentos por encima de los
objetos y el “quejarse por lo que no se tiene”.
A pesar de las circunstancias,
tengo la impresión de que esta noche pasaré una nochebuena en paz, rodeada de
los míos y deseándoos a todos lo mejor en estas fechas. Ojalá pudiera conseguir
que cada uno de vosotros recibiese su pequeña felicidad anhelada (y digo “pequeña
felicidad” porque los que ya me conocéis sabéis que opino que la vida está
llena de pequeños momentos de felicidad que son los que nos hacen sentir bien y
le dan sentido a quienes somos).
No me despediré sin dar
una vez más las gracias a todas las personas que forman parte de mi vida y sin
las cuales este año no habría sido tan especial. La nochebuena es un momento de
reflexión previo a la navidad y a la nochevieja, una noche en la que se tiene
la oportunidad de valorar, aún más si cabe, todo lo que tenemos. Voy a ponerle alas
a mil besos y abrazos que llegarán a mis amigos y familiares más alejados
físicamente, los que viven lejos de mí pero a los que tengo muy presentes. Voy
a dar más besos y abrazos a los amigos y familiares que tengo cerca, a los que
siempre están ahí.
Voy a recordaros a
todos y cada uno que os quiero mucho y que mi vida es mejor por vosotros. Y lo
escribo hoy a modo de reflexión, aunque me pase el resto del año diciendo lo
que pienso, besando y abrazando (ya me conocéis). ¡Feliz nochebuena…y feliz
navidad!
[Algunas historias se quedan atrapadas en una mirada. Ella lo sabía. Le bastó un par de sorbos de café, un poco de sol y muchas risas. Y dijo ella: "Cretino"]
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